Diego el portador legendario del 10
El legado de Maradona va más allá de la época de jugador. Es un legado que con el paso de los años ha crecido y ha producido que nostálgicos del juego del 10, exalten cada año, las virtudes, de alguien, que hizo del fútbol un deporte mejor.
Más allá de la figura mediática de Diego Maradona, ese hombre polémico, con declaraciones, acciones, o comportamientos, su aportación al fútbol dio un salto cualitativo a todo un país, que ya de por si respiraba talento y pasión por un deporte que hicieron religión.
Diego apareció como aire fresco, dándose el gusto de hacer campeón, con en teoría, muy poco equipo. Lo hizo en la selección que ganó el mundial del ’86, y lo hizo con el Nápoles al que encumbre como un equipo único.
Sus goles todavía perduran, de tal manera, que en un fútbol cada vez más analizado, mecanizado y con menos permiso a la improvisación, el fútbol de Maradona parece recordar a una época en la que el fútbol era eso, fútbol.
Recordamos algunas jugadas, que hicieron de Maradona, D10S.
El calentamiento del 10
Tal vez ya un icono del fútbol. Aquella improvisación que hizo de Diego un rebelde de la automatización del aspectos físico en el fútbol: el calentamiento.
Una imagen que demuestra que Maradona era único, con los botines desatados, las medias bajadas y el baile como medio de entrada en calor.
La estrella de Belgrado
La temporada 82-83 significaba para Diego seis años en primera división, y lo iba a celebrar como solo él sabe. Metiendo un golazo.
Con 22 años, era un jugador consolidado, que llegaba a Barcelona a ser un jugador líder. «Prometo un gol. Esta fecha me trae muchos recuerdos y quiero celebrarlo a lo grande», declaró antes del partido.
El partido que terminó con resultado de 2-4, vió como Diego se inventaba una jugada único, desparramando dos rivales a varios metros lejos del área, para culminar con una vaselina descomunal desde la medialuna del área grande.
El gol al Real Madrid
También en la temporada 83, y con el Barcelona, dejó una obra maestra, esta vez en una final de la Copa del Rey.
Quizá uno de los goles más recordados del 10 en can Barsa, donde Diego humilló a toda la defensa del Real Madrid. Un gol que mostraba exactamente lo que era Diego. Un jugador con una potencia desbordante en una sola baldosa. Desparramo primero a Agustín, el arquero de Real Madrid, para posteriormente, seguir humillando a más rivales, como Juan José, al que espero para hacerlo pasar de largo y comerse el palo.
La mano de Dios
Tal vez el icono del fútbol argentino y de Diego. Una estampa que representa de alguna forma el entendimiento de la vida por el argentino. La pillaresca o el saber utilizar los recursos necesarios en el momento adecuado.
Diego te engañaba con los pies, pero también con las manos. Un gol que representa la época dorada del fútbol, donde no existían VAR. Donde no existía control. Solo exista Diego.